Roma, por encima de todo, adora disfrutar de los platos tradicionales y crear nuevas y maravillosas revisitaciones de los mismos. La bruschetta, por ejemplo, originariamente un simple pan a la brasa frotado con ajo y aceite de oliva, desde sus inicios se ha ido enriqueciendo con diferentes sabores, aunque la semplice original es un clásico, y con razón. Así como los supermercados que están abiertos hasta altas horas y ofrecen productos de calidad han permitido crear platos novedosos y bien cocinados más fácilmente en casa; hay algo que ha permanecido relativamente sin variación alguna, esto ha sido el café.
Roma tiene, probablemente, muy pocas cadenas de cafeterías.
Independientemente de si no tienen tiempo o si el tráfico es atroz, cada mañana, cada romano va a su bar preferido a disfrutar de su primer café servido por un barista que sabe si prefiere tomarlo en vaso o en taza, si lo prefiere negro o “manchado” con leche. Algunas de las cafeterías de Roma se han hecho icónicas, y es reconfortante ver estos negocios familiares prosperando, pasando de generación y generación, adaptándose para satisfacer las necesidades cambiantes pero sin comprometer los principios básicos. La tradición de los negocios familiares no se limita al café, la ciudad está llena de establecimientos familiares que crecen y cambian constantemente, ¡y siempre para mejor! con el paso del tiempo. Por ejemplo, Angelo Feroci ha ampliado su oferta para incluir comidas preparadas; Panella ofrece pan recién horneado con tentadoras innovaciones; y Enoteca Trimani ha añadido un bar de vinos a su tienda de vinos. La calidad nunca es barata, y mucha gente solo visita estas tiendas en ocasiones especiales, pero son siempre admiradas y respetadas.
Cuatro generaciones de la familia Galluzzi han sido los proveedores de pescado para los mejores restaurantes y los clientes más agradecidos de esta pequeña tienda en el centro de Roma. El patriarca, Franco, va a las subastas de pescado a primera hora de la mañana, y su persiana está ya levantada mucho antes de los bares que sirven el primer café del día. En la lonja, Franco compra pescado de Sicilia, Cerdeña y Galípoli (Apulia) y lo coloca en el mostrador de mármol ante pintorescas paredes de azulejo. Siempre es una presentación muy colorida y, además, acepta pedidos de pescados especiales (aunque hay que señalar que ¡todo depende de si el mar colabora!). La tienda está solo abierta por la mañana, y al mediodía la mayoría del pescado se lo han llevado ya clientes totalmente satisfechos, así que ¡ve pronto!
Angelo Feroci ha permanecido en el mismo sitio desde 1890, aunque su fama se extendió cuando, en 1924, ganó la medalla de oro en la Feria de Muestras en Italia y Londres. La tienda sigue vendiendo una carne fantástica y los herederos de la cuarta generación Feroci, con sus coloridos pañuelos, parecen intrépidos piratas mientras cortan y trinchan con enorme habilidad la carne expuesta en el mostrador de mármol de Carrara blanco. La tienda vende carne de vaca Chianina y danesa, ternera holandesa y cordero de la zona, caza y aves. Incluso en los días más ajetreados, cuando la multitud se agolpa para conseguir número con el fin de que les atiendan, los jóvenes que se encuentran tras el mostrador permanecen tranquilos y, amablemente, ofrecen consejos de cocina y, de vez en cuando, incluso alguna receta (estate atento a esas recetas, no tienen precio y ¡te harán ganar un montón de puntos cuando las cocines a tus seres queridos!). Hay una sugerente exhibición de carne ya lista para ser cocinada, en forma de rollitos de pollo rellenos, coronas de costillitas de cordero y suculenta tagliata de carne roja marinada con tomillo y vinagre balsámico. Siguiendo las últimas tendencias, también hay un expositor de cristal que contiene un auténtico festín de platos preparados y un regimiento de carciofi alla romana (alcachofas a la romana) se presentan orgullosas al lado de bandejas de suculentas albóndigas, involtini de ternera y verduras rellenas. En Navidad y Año Nuevo, hay una larga lista de platos especiales que puedes encargar para dar un toque de lujo a tus fiestas navideñas.
La Enoteca Trimani lleva suministrado vino a Roma desde 1821, cuando Francesco Trimani abría su tienda cerca de Piazza Navona. En 1876, la tienda se trasladó a su localización actual en Via Goito, convirtiéndola en la vinatería más antigua de Roma. Hasta hace aproximadamente cincuenta años la mayoría de las enotecas de Roma vendían vino y aceite de oliva a granel, y algunos bares de vino todavía presentan el letrero original de “Vino e Olio”. El vino se almacenaba en dos tanques, rojo o blanco, y se conducía hasta la tienda para su venta, allí se servía con grifos. Trimani conserva la fuente de vino original y, cuando rehabilitaron el local en los años 90, mantuvieron las losas de basalto del suelo y el mostrador con tablero de mármol de Carrara. Hay grandes tarros con etiquetas que se utilizaban para conservar el vino refrigerado mediante agua corriente y, en la pared, una lista de precios que data de 1919. Los dos pasillos de vinos están organizados por regiones y presentan al público muchos vinos de pequeños productores así como de marcas de mayor tamaño. Los vinos europeos y del Nuevo Mundo tienen también representación dentro de su stock de seis mil botellas y hay, igualmente, una sección solo para “burbujas”, para esas ocasiones especiales en las que el vino (¡incluso los grandísimos vinos que puedes encontrar aquí!) simplemente no es suficiente.
Augusto Panella abría su tienda en los años 20 del siglo pasado y su hija y su nieto han ampliado su negocio con gran éxito desde entonces. El horno alemán “Matador” lo mantienen activo cuatro panaderos, y se necesitan cuatro chefs pasteleros para crear las apetecibles tartas de frutas y strudel de manzana que venden a los clientes, los cuales se rifan estas delicatessen.
También tienen su lugar especial los panes regionales, desde la biovetta piamontesa hasta la mafalda con semillas de sésamo siciliana. Más de setenta tipos de pan se hornean al año utilizando una amplia variedad de harinas que incluyen centeno, maíz y avena, así como la más común de trigo, y se debe destacar que Panella fue también uno de los primeros panaderos en ofrecer pan sin gluten. La mayoría de los días puedes encontrar pan de nueces o de cebolla así como el delicioso campagnolo de masa fermentada hecho con masa madre que data de 1938. Los grissini con semillas de amapola horneados aquí son muy populares, y las grandes bandejas con pizza rustica recién salida del horno se cortan y se venden sin ni siquiera darles el tiempo de enfriar. Lo expuesto en el escaparate merece una visita por derecho propio, los propietarios presentan los productos de una forma muy atractiva a nivel visual siguiendo el tema propio de las diferentes épocas del año, como la Navidad o la Pascua. También han recreado, con pan, la Antigua Roma y muchos de los que van de compras se desvían para pasar delante del escaparate simplemente con el fin de admirar el espectáculo siempre cambiante.